CERTAMEN DE CUENTOS Y NARRACIONES “FUNDACIÓN RÍA DEL EO”


AÑO 2013
Con el fin de fomentar la creación literaria referida al ámbito geográfico, económico y social de la Ria del Eo y su entorno, la Fundación Ría del Eo convoca el  
  I  CERTAMEN  DE  CUENTOS  Y NARRACIONES   
  “FUNDACIÓN  RÍA  DEL  EO”  
que se regirá por las siguientes

BASES:

  1) Se establecen dos categorías:
      A.- hasta 14 años
      B.- 15 a 18 años
considerándose a tal efecto la edad que se cumpla dentro del año natural de la convocatoria.
  2) Las obras que se presenten a este concurso serán en prosa, estarán escritas en castellano y deberán ser inéditas, debiendo estar el tema de las mismas relacionado con LA RÍA DEL EO y SU ENTORNO.
  3) Cada participante podrá concursar con un solo escrito, no pudiendo haber sido premiado el mismo en otros certámenes literarios, no solamente en la fecha de su admisión al concurso, sino también en el momento de la proclamación del fallo.
   4) La extensión de la obra  que participe en el concurso será de un máximo de 4 hojas de tamaño DIN-A4 para la categoría A, y de 6 para la categoría B, escritas por una sola cara, a ordenador, con un espacio interlineal de 1,5. El tipo de letra será de Times New Roman de 12 puntos. Todas las páginas estarán debidamente numeradas.
   5) Los trabajos irán firmados bajo un seudónimo o lema sin la firma del autor.
  6) Los trabajos habrán de presentarse soporte papel, por triplicado, en sobre cerrado, sin identificación del autor o autora y bajo un seudónimo, el cual, a su vez, deberá figurar en el encabezamiento de todas las hojas. En su interior se adjuntará otro sobre con el mismo seudónimo, conteniendo los datos personales del autor: nombre, apellidos, teléfono, dirección completa y fotocopia del DNI o pasaporte. En ambos sobres  y en el encabezamiento deberá figurar así mismo la categoría a que pertenece (A o B).
   7) La organización confeccionará un fichero de participantes, de carácter confidencial que servirá de base de datos para los siguientes certámenes.
   8) Presentación de las obras:

Las obras deberán enviarse a:
Fundación Ría del Eo.  
Penzol-Lavandera 18
33760-Castropol

   9) El plazo de admisión de los trabajos finalizará el día  15 de junio de 2012. Con posterioridad a dicho día sólo serán admitidos a concurso aquellos envíos postales cuyo matasellos evidencie que fueron depositados en correos dentro del plazo.
  10) Los miembros del jurado serán elegidos por la entidad convocante. Sus nombres se darán a conocer cuando se publique el título de las obras premiadas.
   11) No se podrán conceder dos premios consecutivos a un mismo autor dentro de una misma categoría.
  12) Los autores premiados se comprometen a acudir, personalmente o por delegación, a recibir el premio en acto público que tendrá lugar en el mes de AGOSTO.  La fecha exacta se comunicará con antelación a los autores.
    13) El jurado puede considerar desierto el concurso si estima que ninguna de las obras presentadas alcanza la calidad mínima deseada o establecer algún accésit extraordinario, si así lo estima conveniente. Su decisión será inapelable.
   14) La Fundación Ría del Eo se reserva conforme a la legislación vigente los derechos de publicación y traducción de las obras a otros idiomas y su difusión a través de cualquier medio, así como, incluso, su cesión a editoriales para su posible venta pública. El uso discrecional de los cuentos premiados en este concurso, por parte de sus autores, quedará sujeto a la autorización expresa, en cada caso, de la entidad organizadora.
   
15) La participación  en este concurso implica la aceptación de sus Bases. Todas las incidencias no previstas en estas Bases, serán resueltas por la organización en beneficio del concurso.

PREMIOS

Se establecen los siguientes Premios para cada una de las categorías:
PRIMER PREMIO: UN ORDENADOR TABLET
ACCÉSIT: UN LIBRO ELECTRÓNICO

Estos PREMIOS están sujetos a la legislación fiscal vigente,

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AÑO 2014 


Con el fin de fomentar la creación literaria referida al ámbito geográfico, económico y social de la Ria del Eo y su entorno, la Fundación Ría del Eo convoca el      II CERTAMEN DE CUENTOS “FUNDACIÓN RÍA DEL EO”  
 que se regirá por las siguientes

BASES:

1) Se establecen dos categorías: una hasta 14 años (categoría A) y otra de 15 a 18 años (categoría B), considerándose a tal efecto la edad que se cumpla dentro del año natural de la convocatoria.
2) Las obras que se presenten a este concurso serán en prosa, estarán escritas en castellano y deberán ser inéditas, debiendo estar el tema de las mismas relacionado con LA RÍA DEL EO y SU ENTORNO.
3) Cada participante podrá concursar con un solo escrito, no pudiendo haber sido premiado el mismo en otros certámenes literarios, no solamente en la fecha de su admisión al concurso, sino también en el momento de la proclamación del fallo.
                                                           
 4) La extensión de la obra  que participe en el concurso será de un máximo de 4 hojas de tamaño DIN-A4 para la categoría A, y de 6 para la categoría B, escritas por una sola cara, a ordenador, con un espacio interlineal de 1,5. El tipo de letra será de Times New Roman de 12 puntos. Todas las páginas estarán debidamente numeradas

5) Los trabajos irán firmados bajo un seudónimo o lema sin la firma del autor.

6) Los trabajos habrán de presentarse soporte papel, por triplicado, en sobre cerrado, sin identificación del autor o autora y bajo un seudónimo, el cual, a su vez, deberá figurar en el encabezamiento de todas las hojas. En su interior se adjuntará otro sobre con el mismo seudónimo y con los datos personales del autor: nombre, apellidos, teléfono, dirección completa y fotocopia del DNI o pasaporte.

7) La organización confeccionará un fichero de participantes, de carácter confidencial que servirá de base de datos para los siguientes certámenes.

8) Presentación de las obras:
Las obras deberán enviarse a:
Fundación Ría del Eo.  
Penzol-Lavandera 18
Castropol

9) El plazo de admisión de los trabajos finalizará el día  15 de junio de 2013. Con posterioridad a dicho día sólo serán admitidos a concurso aquellos envíos postales cuyo matasellos evidencie que fueron depositados en correos dentro del plazo.

10) Los miembros del jurado serán elegidos por la entidad convocante. Sus nombres se darán a conocer cuando se publique el título de las obras premiadas.
11) No se podrán conceder dos premios consecutivos a un mismo autor dentro de una misma categoría.
12) Los autores premiados se comprometen a acudir, personalmente o por delegación, a recibir el premio en acto público que tendrá lugar en el mes de AGOSTO.  La fecha exacta se comunicará con antelación a los autores.
13) El jurado puede considerar desierto el concurso si estima que ninguna de las obras presentadas alcanza la categoría mínima deseada o establecer algún accésit extraordinario, si así lo estima conveniente. Su decisión será inapelable. Las obras presentadas pasarán a ser propiedad de la entidad organizadora del concurso y podrán ser editadas por la misma. Así mismo, el jurado se reserva la facultad de refundir las dos categorías  si el número de participantes y/o la calidad de los trabajos así lo aconsejasen.
14) La Fundación Ría del Eo se reserva conforme a la legislación vigente los derechos de publicación y traducción de las obras a otros idiomas y su difusión a través de cualquier medio, así como, incluso, su cesión a editoriales para su posible venta pública. El uso discrecional de los cuentos premiados en este concurso, por parte de sus autores, quedará sujeto a la autorización expresa, en cada caso, de la entidad organizadora.

15) La participación  en este concurso implica la aceptación de sus Bases. Todas las incidencias no previstas en estas Bases, serán resueltas por la organización en beneficio del concurso.


PREMIOS

Se establecen los siguientes Premios para cada una de las categorías:
PRIMER PREMIO: UN ORDENADOR TABLET
ACCÉSIT: UN LIBRO ELECTRÓNICO

Estos PREMIOS están sujetos a la legislación fiscal vigente,

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13 comentarios:

  1. Autor: l.legaspi

    ENTRE LA HISTORIA Y EL SUEÑO

    La historia, la geografía, la sociología y, también, la antropología… de un pueblo se pueden contar y reflejar en una breve narración, en un cuento.

    El Génesis, la Odisea, Las Vidas Paralelas, Las Fábulas de Esopo, El Romacero y Bertold Brecht son fotografias de lo que ha sido la Humanidad, pero, también, son programas de lo que debemos ser. Un certamen literario no es sólo un “divertimento”, debe ser una parábola de porvenir.

    Sería bueno que estos pequeños escarceos de la “Fundación Ría del Eo” ayudasen al “Convento Lucense”, “Tierras del Eo”, “Arcedianato de Ribadeo”, “Occidente Astur”, “Antiguo Concejo de Castropol” etcétera, -que de varias maneras nos conoce la Historia-, a valorar lo que hemos sido y mejorar hacia lo que podemos ser. Ya lo dijo Calderón “… y los sueños sueños son”

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  2. Enhorabuena por la iniciativa. La incluyo en la agenda de Ocio Infantil y Familiar Esparcer.com

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  3. ¿Cuántos han participado? ¿Quiénes han sido premiados? ¿Podría publicarse alguno de los trabajos?

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  4. Ya era mi intención publicar los tres trabajos premiados, pero mis multiples quehaceres, me han impedido hacerlo hasta el momento. Aprovechando el impulso que nos da D. Luis, procedo a publicar el trabajo que ha obtenido el premio, correspondiente a Blanca García Andrés, no sin antes mencionar que el numero de participantes ha sido de 24.

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  5. Cuento Premiado 1ª parte


    Romper la rutina
    El tren se paró en una estación más. Pedro se recostó sobre su asiento mientras abría su libro y se sumergía en la lectura. Los nuevos pasajeros se subieron al tren armando un gran escándalo con sus maletas y conversaciones indiscretas. Cada uno se dirigió al asiento que tenía asignado en su billete y una mujer se aproximó a donde estaba sentado Pedro. Tan sólo llevaba un bolso de mano con ella y recorría el compartimento del tren con la mirada, atentamente.
    - 15 A —Murmuró cuando llegó a la altura de la fila de Pedro.- Es aquí, ¿no?
    La pregunta sacó a este de su inmersión en la lectura.
    - ¿Eh? -Preguntó confundido.

    - ¿Sabes si es este el asiento 15 A? -Volvió a interrogar la mujer señalando al asiento de enfrente.
    - Sí, creo que sí. -Contestó Pedro finalmente. La mujer se sentó en frente de él, al otro lado de la mesita entre los asientos.
    - Por cierto, me llamo Lucía.-Informó esta.
    - Yo, Pedro. -Contestó con una sonrisa y le tendió la mano. Momentos después ya estaba completamente ensimismado en la lectura.
    No hablaron más hasta que Pedro se dio cuenta de que su nueva compañera de viaje se esforzaba por conseguir leer el título del libro que tenía entre las manos.
    - ¿Qué lees? -Preguntó finalmente.
    - Oh, en realidad no es un libro, sino una guía. -Afirmó mostrándole la portada a Lucía.
    - ¿La Ría del Eo?
    - Sí, ¿no la conoces? —Puso cara de sorprendido al ver que ella negaba con la cabeza.- Mira esto. - Pedro comenzó a enseñarle las páginas llenas de fotos de la ría, los pueblos alrededor de esta, las aves acuáticas y bosques cercanos.
    - Vaya, es precioso... ¿Ya has estado allí?
    - Pues unas cuantas veces, si soy sincero. Digamos que le tengo mucho cariño a esa zona.
    - ¿Cariño? Eso suena a que tienes una buena historia que contar. -Dijo dejando escapar una sonrisa y hincando los codos sobre la mesilla.
    - No.. No es nada importante.
    - No te hagas de rogar, ¡vamos! -Lo animó ella.
    - Bueno, si no hay mas remedio, allá vamos... -Se reclinó en su asiento y tomó aire al mismo tiempo que intentaba decidir por dónde empezar la historia que iba a contar.
    Todo comenzó hacía más o menos tres años, por aquel entonces Pedro trabajaba en una oficina bancaria en el centro de una gran ciudad. Se levantaba al salir el Sol y volvía a casa cuando se ponía todos los días lo mismo, semana tras semana, mes tras mes.
    No era mayor, apenas llegaba a los treinta años y aquel era el único trabajo que él había conocido, pensaba que estaba bastante bien, un trabajo fijo, sin sobresaltos, simplemente siguiendo un horario y rutina. Pero quizás fue precisamente eso lo que falló, porque algo dentro de él se rebeló contra la monotonía de su día a día.
    Se dio cuenta de que cada vez era menos feliz con su vida, si es que se considera vida a repetir los mismos movimientos cada día de tu existencia.
    Cuando llegaba a casa agotado tras una interminable jornada de trabajo siempre pensaba en el Pedro que era antes, ese al que conocían por ser imprevisible y aventurero, él era el típico niño que volvía locos a profesores y padres con sus travesuras. Pero, ¿qué había sido de él? ¿en qué momento de su vida había cambiado tanto su forma de ser?
    Meditó mucho esta pregunta hasta que llegó a una respuesta que le pareció la más correcta, no había sido nadie ajeno a él quien lo había cambiado; sino que la culpa era suya por haberse dejado influenciar por aquellos que afirmaban que lo correcto era conseguir un trabajo fijo y ganar dinero para llevar una buena vida. No importaba cómo de aburrido fuera eso, tan solo era lo que debía hacer.
    Pero llegó un momento en que la monotonía superó el límite personal de Pedro y ya no lo aguantó más. Sabía que quizás se estuviera equivocando, pero no le importó lo más mínimo, y presentó una carta de dimisión en su trabajo. Una sensación de libertad lo invadió por dentro, y supo que este era el momento que había estado esperando para hacer realidad esos sueños de aventuras que se tienen de joven.

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  6. 2ª Parte


    Tenía claro cuál sería el primero que cumpliría: peregrinar a Santiago de Compostela. Iría por el norte, puesto que a él siempre le había gustado el mar. Solamente él y una mochila para el equipaje, era lo único que necesitaba. A medida que caminaba se dio cuenta de que este viaje era más que una tradición religiosa para él, llegar a Santiago era un objetivo personal, una prueba de que él no dependía más de ninguna rutina.
    La vida en el Camino le gustaba, sin más preocupaciones que seguir el rumbo y no demorarse demasiado. Pero todo se complicó tres semanas después de salir, un tiempo terrible lo sorprendió cuando estaba cruzando Asturias: vientos fuertes, temperaturas bajas y muchas posibilidades de lluvia para los días siguientes.
    Aún así, siguió caminando cada día, sin perder el ritmo, con esperanzas de que todo esto no desembocara en una tormenta. Pero ya se sabe, la suerte no está siempre de nuestra parte y en el último tramo del camino Asturiano comenzó a llover como nunca antes este había visto. Necesitaba encontrar un albergue, pero no tenía ni idea de dónde estaba. Probablemente se habría salido del camino y estaba empezando a oscurecer. Vio las luces de un pueblo no muy lejos de su posición y se dijo que ese era su momento, alguien en el pueblo podría acogerlo por una noche.
    Caminó por las calles un rato mientras buscaba alguna casa, desde allí se oía el sonido de las olas embravecidas por el temporal. La lluvia seguía cayendo sobre él, tenía que encontrar algún sitio rápido. Llamó a la puerta de una casa, podía ver las luces encendidas a través de las ventanas.
    - ¿Sí? —Oyó a una voz de mujer entreabriendo la puerta.
    - Buenas noches —Saludó Pedro, haciéndose oír a través de el silbido del viento.- Lo siento por ser tan inoportuno, soy un peregrino y por aquí no hay ningún albergue... Entiende, ¿verdad? No tengo donde pasar la noche, y encima con este tiempo...
    La mujer abrió más la puerta y le hizo señas para que Pedro entrase en la casa, la mujer pasaría de cincuenta años, tenía el pelo corto y canoso, era de estatura corta y algo ancha.
    Le indicó que podía quedarse allí esta noche, vivía sola y no tenía problemas de espacio en una casa tan grande, le preparó una ducha y le mostró la habitación en la que dormiría. Le pareció que era una mujer amable, poco habladora, pero aún así hospitalaria.
    Esa noche tardó en dormir por el ruido del viento y la lluvia contra la ventana de su habitación, por lo que a la mañana siguiente no se despertó hasta bien entrada la mañana. No se oía ni un ruido en la casa, encontró una pequeña nota en la mesita al lado de su cama, ponía "He salido a hacer la compra, puedes tomar algo para desayunar y salir, si te apetece " con una letra regular y clara. Salió de su habitación con intención de ir a la cocina a tomar algo pero se encontró de cara con un enorme ventanal por el que se podía ver la desembocadura de un río, que más bien parecía un estuario. Todo alrededor del agua se veía verde, miraras donde miraras vegetación, todo natural, apenas unas casas en algunos pueblos alrededor y un puente en el extremo que unía las dos riberas, sin embargo estas pequeñas pinceladas de la mano del hombre no hacían el paisaje menos bonito, simplemente lo distinguían.

    Salió de casa sin preocuparse por nada, Pedro sólo quería verlo de cerca. Llegó al puerto, apenas había gente por la calle y el suelo estaba todavía húmedo por la lluvia de la noche anterior. La ría sin embargo estaba completamente calma en contraste con el temporal que la había asaltado anteriormente, la silueta de una docena de barcos de vela se recortaba contra el paisaje, meciéndose entre las pequeñas ondas del agua.
    Todo a su alrededor inspiraba tranquilidad, la gente paseando en silencio por las calles, el tenue movimiento de las olas, las gaviotas en el cielo, interrumpiendo el silencio de vez en cuando con sus chillidos...

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  7. Conclusión.


    Tal vez fue eso, o simplemente el sentimiento acogedor que había dejado este pueblo en Pedro, pero se dio cuenta de que no necesitaba llegar a Santiago, sin saberlo había llegado a su destino, y esto era lo que realmente necesitaba en ese momento. Había encontrado su propio santuario sin buscarlo, como si todas las condiciones de la noche anterior lo hubieran forzado aparar allí y disfrutar de ello un poco más.
    - ¿Eso fue lo que pasó? -Preguntó Lucía, interrumpiendo su historia.

    - Sí. . . Por eso ahora vuelvo todos los años.
    - ¿Sabes qué? Quizás haga un pequeño cambio de planes y compruebe que no me has mentido con toda esta historia. . .
    - Puedes verlo por ti misma, en apenas media hora habremos llegado. —Contesta Pedro, sonriendo.

    - Un lugar como ese no se ve todos los días, supongo. -Añadió, contenta por el nuevo destino de su viaje. Quizás el secreto es que todos necesitamos un pequeño cambio de planes de vez en cuando, una improvisación, una pequeña aventura después de todo.

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  8. En pocos días se procederá a la publicación de los dos accésit.

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  9. ROMPER LA RUTINA

    “Romper la Rutina”. Supongo que sea el título del cuento. Eso ya me gusta. Por algo se empieza. Un buen título vale más que mil palabras.
    Por eso, en primer lugar felicito a Blanca García Andrés por su participación y su premio. Buena gramática y sugerente contenido que puede ayudar a los castropoleños a conocernos mejor, descubriendo nuestro hábitat y estilo de habitanza.
    El paisaje, largamente trovado, a veces con rima y métrica trucadas.
    Nuestro estilo social acogedor y silencioso, aunque no faltan vendavales.
    Dudo mucho de que el cuento de Cernuda fuese un halago, al llamarnos “Santiniebla” o que Clarín diciendo que la “heroica ciudad dormía la siesta” no ejerciese una dura crítica a la vida sucia y social de Oviedo. Hay formas muy poéticas de descalificar.
    Todo esto se traduce en historia y la Historia, velis nolis, es la horma de nuestro futuro. Pienso que este es el fundamental objetivo de la “Fundación Ría del Eo” al provocar estas narraciones sobre Castropol y su entorno, su gente, sus costumbres, sus personajes, sus etnografía... Por eso, en la felicitación a la ganadora del certamen, me congratulo con los demás premiados y participantes.
    Para conocernos, querernos y animarnos, me parecen muy bien estas tertulias informáticas. No hace falta estar de acuerdo o discrepar, ni expresarnos mejor o peor, ni siquiera tener dudas o estar seguro. Lo que, sí, es necesario el respeto mutuo.

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  10. A continuación publicamos uno de los accésit, correspondiente a la obra titulada "Un adios nunca es defintivo" de Inés Martínez Salgado de Oviedo.

    UN ADIÓS NUNCA ES DEFINITIVO (1ª parte)

    Hay veces que el lugar en el que naces y en el que pasas una gran parte de tu vida significa mucho para ti. Otras simplemente lo consideras un mísero paso a una vida mejor, de un pueblo a una ciudad. Sin embargo el lugar donde naces sea pueblo o ciudad es algo irremplazable, pues nunca encontrarás un lugar como ese.
    Ricardo era un hombre de veintitrés años, nacido en Castropol, que había terminado de estudiar la carrera hacía unos pocos meses. El amaba su tierra como cualquier otra persona en sus mismas condiciones, sin embargo, debido a la situación económica que estaba atravesando el país, a las altas cifras de paro juvenil, se veía en la obligación de abandonar Castropol, en busca de un lugar donde poder trabajar y tener un futuro. Le apenaba marcharse de su pueblo natal, donde había pasado tan buenos ratos, donde había estudiado y se había formado como persona, donde había tenido amigos y en definitiva, donde había disfrutado los momentos que llevaba grabados en su mente con mayor cariño.
    Poco a poco fueron pasando los días, y llegó la hora de marcharse a la capital de España. Ricardo se despidió de todos sus amigos, vecinos y su familia que residía allí al completo. Tenía la maleta hecha, con ella se llevaba todo lo que allí había vivido, con la esperanza de volver cuando la situación económica mejorase.
    El avión despegaba a las diez y media en el aeropuerto asturiano de Santiago del Monte. Era la tercera vez que pisaba un aeropuerto y no era que le gustase la sensación, pues creía que cada vez que iba a un aeropuerto se alejaba de su hogar y en eso tenía toda la razón. La megafonía anunciaba la primera salida de su vuelo con destino a Madrid. La espera se le hizo eterna y más aún la incertidumbre de si volvería algún día a su amada tierra, la bañada por la ría del Eo. Ya en el avión intentó relajarse y no mirar lo que dejaba atrás. La auxiliar de vuelo le ofreció la prensa del día y aunque él prefería ver las noticias por televisión, aceptó el periódico para dejar de pensar en su vida. Cuando terminó de leer el periódico se percató de que ya había llegado a la capital.
    Fueron cuatro meses los que estuvo en Madrid. Cuatro meses cargados de trabajo, sin tiempo para ocio. Pero por fin llegaron las ansiadas vacaciones, justo para asistir a la grandiosa fiesta del Corpus Christi.
    De nuevo se encontró en el aeropuerto, pero esta vez sabía que cuando tomara ese avión estaría más cerca de su hogar, de la tierra que lo vio crecer. No fue igual que la vez anterior, pues los minutos le pasaron como si fuesen segundos y sin darse apenas cuenta se encontraba de regreso a Castropol. Esta vez decidió recordar, recordar su vida en el pueblo, en la ría y sus alrededores. Se acordó de su infancia allí, de las casas blancas, con los tejados de pizarra, ese contraste tan espléndido. Recordó el calor de sus gentes, su cercanía. Se acordó que cuando necesitó de su ayuda nadie se la negó. Rememoró el momento de su comunión en la capilla de Santa María del Campo, a la que prometió volver, pues allí pensaba contraer matrimonio, por muy lejos que viviese de allí. Se acordó también de sus amigos jugando en el Parque Vicente Loríente, las tardes parecían cortas, disfrutando frente ai Casino, y de regreso a casa cuando todos se paraban a contemplar la hermosa puesta de sol sobre la ría en la calle Mírandilla. Se acordó también de aquel año que con muchísimo esfuerzo había logrado ganar las regatas de bote de vela. Aquel trofeo levantado en el aire, aquella alegría que corría por sus venas. Recordó el día en el que el pescador Pepe decidió ir a buscarlo a las seis de la mañana para salir a pescar. Durante aquel paseo en barca el pescador le explicó las técnicas de pesca y le contó parte de la historia de la ría y de Castropol.

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  11. 2ª Parte
    Habían sido pocas las horas que había pasado con él pero habían sido muy intensas y pensaba que era una pena que quedaran tan pocos pescadores como aquel. Por último se le vino a la cabeza el recuerdo de las fiestas de San Roque. Únicamente se acordó de las más especiales para él. Un año todos sus amigos fueron al baile que se celebraba en honor a San Roque. Ricardo se quedó junto a su mejor amigo y no tenía intención de moverse, cuando de repente se le acercó una chica de aparentemente los mismos años que él, y ella le dijo que si quería bailar con ella. Él aceptó encantado. Bailaron durante casi todo lo que duró la verbena. Cuando todo acabó él se ofreció a llevarla a casa. Únicamente sabía de ella su nombre: Diana. La llevó hasta su casa y se prometieron mutuamente volverse a ver la mañana siguiente frente al Ayuntamiento. Sin embargo, cuando Ricardo fue a la plaza y estuvo allí gran parte de la mañana descubrió que la chica lo había dejado plantado. Fue a su casa, llamó a la puerta pero nadie contestó. El panadero que pasaba por allí le alertó que esa familia había vuelto a la ciudad porque se habían acabado sus vacaciones. Ese fue su primer y último amor. Eran los momentos de los que más se acordaba, y no quería perderlos, porque significaban mucho para él.
    Sus recuerdos terminaron con la llegada del avión a la terminal. Cogió un taxi, el camino de vuelta a casa le llevó aproximadamente una hora. Disfruto de cada metro de la carretera, de cada paisaje del occidente costero asturiano, había vuelto, aunque no para quedarse.
    Por fin divisó el pueblo, con su iglesia sobresaliendo y sus bonitas casas. Había llegado justo a tiempo para la fiesta del Corpus Christi como había planificado. Las calles estaban engalanadas con preciosas alfombras de flores vistosas. Aquello era volverse pequeño, volver a revivir la misma fiesta año tras año. Al llegar a casa su madre lo estaba esperando con una rica fabada, como las que solía comer cuando el frío apretaba en invierno. Aquel olor era asombroso, era algo único que nunca se cansaba de volver a oler, una y otra vez. Una vez que hubo acabado de comer la fabada y de contarle a su madre lo que había vivido en Madrid, le esperaba otra magnífica sorpresa: arroz con leche recién hecho. El arroz con leche de su madre era su postre favorito, además si era recién hecho, estaba aún más rico. Ricardo volvió a vivir los viejos tiempos y se alegró de estar de nuevo en su tierra.
    Una vez que hubo acabado de comer, salió a dar un paseo para ver cómo había cambiado el pueblo en aquellos cuatro meses. Vio a sus amigos y pudo charlar pausadamente con ellos. También se enteró de que esa noche iba a haber una pequeña fiestas para los jóvenes del pueblo. El a pesar de estar un poco cansado del viaje, aceptó, le vendría bien disfrutar como siempre lo había hecho. Caminó por las calles saludando a caras conocidas y cuando hubo acabado de ver a todos decidió acercarse a la calle Mirandilla como solía hacer cuando era pequeño. Contempló aquella hermosa ría, aquel paisaje que le hacía soñar. Aquel lugar tenía algo especial, que en su interior creaba una sensación de completa libertad. Cuando la noche empezó a caer regresó a su casa para vestirse y arreglarse un poco para asistir a la fiesta. Su madre pudo ver en la cara de su hijo un rostro lleno de felicidad, y sintió pena de que su trabajo se encontrase tan lejos.

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  12. Conclusión.

    Ricardo fue al parque donde se celebraba la fiesta y se quedó como hacía siempre con su mejor amigo, hasta que una chica se le acercó. Ella le pidió bailar como había ocurrido en sus recuerdos y el por supuesto aceptó. Bailaron hasta que el cuerpo se lo permitió. Y cuando se presentaron, Ricardo descubrió que se llamaba Diana igual que la chica de la que se había enamorado en la fiesta de San Roque cuando era un quinceañero de aquello hacía ya tantos años. Pero Diana seguía igual de guapa como cuando la había conocido. Ella le explicó que apenas había tiempo de decirle adiós y que ella se marchó pensando que jamás volvería a verlo, pero sin embargo, quiso volver a Castropol porque se había enamorado de su ría y de todo lo que la rodeaba. Se acordaba de aquel verano. También le dijo, que había vuelto para quedarse, y que el negocio que allí había creado iba a prosperar y jamás tendría problemas de trabajo. Ricardo le contó su historia y ella le incitó a dejar su trabajo en la capital y ayudarla con su empresa de cultivo de ostras en la ría. El aceptó encantado, pues solo tenía ojos para ella y no la quería volver a perder. Al cabo de unos años se casaron en la capilla de Santa María del Campo y echaron raíces en Castropoí y pasaron el resto de sus días allí, porque los dos estaban enamorados de esa hermosa tierra.


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  13. Mea culpa...

    He tenido un lapsus al atribuir el cuento romper la rutina a Blanca García Andrés, siendo su verdadera autora su hermana CARMEN GARCÍA ANDRES.

    Pido disculpas a ambas por el entuerto.

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